La opinión de Bicciré sobre la inseguridad en La Siberia

Realización:
Juliana Acebal
Nadia Bustos
Florencia Díaz Fazi.

Orquesta Social Infantil de Ibarlucea: la música como herramienta de integración social

La Orquesta Social Infantil de Ibarlucea es un proyecto que surge con la intención de crear un espacio de integración social entre los niños de dicha localidad (ubicada a 12 km. de Rosario). Es así como la música aparece como una herramienta a partir de la cual puedan generarse vínculos entre niños de distintos sectores sociales y que enfrentan diversas problemáticas.
Gisela Wild, una de las promotoras de la idea e integrante del proyecto, nos comenta sobre esto:



Esta orquesta es uno de los proyectos de extensión seleccionados por la Secretaría Nacional de Políticas Universitarias en el año 2008 y, si bien en un principio estaba pensada para que participe un número mayor de chicos, actualmente son alrededor de 15 los que forman parte de la misma. Sin embargo, en un futuro el proyecto se propone aumentar este número, aunque para esto todavía hace falta conseguir más instrumentos.

Uno de los objetivos del proyecto es que la música ayude a disminuir la deserción escolar de muchos de estos chicos, fortaleciendo los vínculos colectivos y proponiendo una salida alternativa frente a las problemáticas que muchos de ellos deben afrontar diariamente. A diferencia de otras iniciativas similares, en esta orquesta participan niños de distintas extracciones sociales, por lo que la construcción a partir de las diferencias aparece como algo fundamental. Sobre esto, Gisela comenta:



En Rosario, podemos encontrar experiencias con las características de la orquesta de Ibarlucea; las más conocidas son Vibrato, de barrio Ludueña y la orquesta del barrio El Triángulo.
La Orquesta Social Infantil de Ibarlucea, aunque aún no esté tan consolidada, ha avanzado mucho desde abril de este año, que fue cuando los chicos comenzaron a tomar clases y ensayar.
Y si bien todavía hay mucho camino por recorrer, los primeros pasos ya comenzaron a darse firmemente.



Por Julieta Retamoso